El fin de semana pusimos a prueba la capacidad de cooperación de los barrios El Ramírez y Girardot. Tuvimos resultados inesperados! El viernes, día de recolección de materiales, estuvimos esperando todo el día que aparecieran donantes de algún lugar. Solo llegaron 12 neumáticos.
Henry, Carolina, Luisa, Mahe, Andres, Jo, Felipe,
Angelita, Benjamin, Jennifer, Sarah, Laura, Sandra (Bauti, nuesto mensajero, y Moni detrás de cámaras)
Confiando en el proceso, nos fuimos a empezar de ceros, el sábado en la mañana.
A las 8 de la mañana 16 voluntarios se preparaban para subir al barrio y comenzar a vivir la experiencia de transformación de esta comunidad.
Cuando llegamos al lugar, ya un grupo de jóvenes, habitantes del barrio Girardot, habían comenzado con las labores de desmontaje de los juegos que estaban ubicados en otros sectores del barrio, pero cuyas condiciones de seguridad no eran aptas para los niños.
Se hizo una ronda de apertura, en la que se dio la bienvenida a la gente y a los voluntarios y se repartieron los grupos para trabajar en los 3 proyectos del día: Parque, Murales y Jornada Ambiental.
Inicialmente, el grupo se separo para hacer un recorrido por el barrio convocando a los vecinos para participar en la construcción del sueño.
En seguida los grupos comenzaron sus labores. El equipo de parques comenzó a abrir los huecos para instalar los juegos en el nuevo espacio de los niños, el equipo de murales comenzó a recorrer el barrio buscando pinturas y dinero para comprar cemento.
Poco a poco las cosas se fueron dando. El equipo de mensajeros se fue a perifonear por el barrio, llamando a la gente y solicitando la colaboración de todos con los materiales.
Los materiales fueron apareciendo, y todos nuestros pequeños (pero grandes) ayudantes se pusieron en la tarea de traer todo hasta el parque.
En un tiempo récord de casi 2 horas, ya teníamos materiales suficientes para continuar trabajando. Increíblemente, el equipo azul, de los murales, a cargo de Angelita y con la colaboración de varios niños, reunió dinero suficiente para comprar cerca de 6 bultos de cemento, y arena y gravilla suficientes para mezclarlo.
Luis, uno de los habitantes de la comunidad, les colaboró con su camión para traer el material hasta el parque.
Mientras tanto, doña Carmen, junto con Delcy y Paola, preparaban un delicioso refrigerio para los voluntarios y ayudantes del parque.
El equipo de la jornada ambiental, consiguió tapabocas y guantes suficientes y se puso en la tarea de limpiar el parque. En cuestión de una hora ya habían hecho casi todo el trabajo.
En la tarde, el parque ya parecía un hormiguero. Decenas de niños y varios adultos de la comunidad trabajaban hombro a hombro para dejar todo listo. Comenzaron a hacer un cerco de neumáticos, ayudaron a bajar la araña, pañetaron la pared del mural, se fijaron los juegos al piso... el cambio del parque fue impresionante.
La bajada de la arana, junto con la consecución del cemento y la arena, fue uno de los momentos
mas celebrados del día.
El segundo día, llegamos un poco más temprano. Las personas ya estaban trabajando. Hicimos nuevamente una rueda de apertura para dividir los grupos de trabajo y jugamos un poco.
Todo el domingo nos ocupamos de los detalles. Pintar los juegos, arreglar los balancines, pintar juegos en el piso, terminar de preparar el muro para el mural, limpiar la zona verde de frente al parque, montar el rodadero pintar las llantas y seguir consiguiendo materiales.
Ese día trabajamos solo hasta las 2 de la tarde, pues el cielo se puso gris y llovió muy fuerte y largo, lo que causo que todo el mundo corriera a buscar refugio.
Quedaron cosas pendientes, pero tambien quedo un grupo del barrio comprometido con terminar lo que falta, y seguramente algunos de los voluntarios vendrán a pintar el mural con los niños en los próximos días. También quedo pendiente celebrar... pero lo vamos a hacer muy pronto. De cualquier forma, estos dos días de Oasis fueron una gran celebración, tanto para los habitantes del barrio como para los voluntarios, que se fueron inspirados con todo lo que logramos en tan poco tiempo y empezando de ceros, y llenos con el amor que recibieron por parte de los niños y las demás personas de la comunidad.
Un agradecimiento especial para los habitantes del Ramírez y Girardot, por su calidez y fuerza para trabajar en equipo, y a todos los voluntarios y personas que apoyaron desde sus posibilidades los procesos que hicieron posible que todo saliera muy bien!